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Vamos a contar verdades

Cuando queremos cuidar nuestra salud pero  no logramos bajar de peso es frecuente que se culpe a la dieta, diciendo que no  sirve para nada. En muchas ocasiones esto es cierto, ya que son dietas imposibles.

Como bien sabemos, las dietas milagro están basadas en privaciones severas de alimentos, no enseñan a comer, son desequilibradas, se suele pasar hambre o te saturan de un alimento concreto en detrimento del resto, provocando carencias nutricionales además de terminar detestando el alimento en cuestión. Resulta inviable mantenerlas de por vida, por lo que se recupera el peso perdido en muy poco tiempo.

hay que ser tolerantes con los tropiezos

Sin embargo, hay dietas saludables, perfectamente diseñadas para mejorar la salud aunque requieren organización, motivación y no ser duros con nosotros mismos ante los tropiezos. Hay ciertos factores que tenemos que tener en cuenta cuando la dieta saludable no nos está dando los resultados esperados. Y es aquí donde tenemos que valorar los siguientes aspectos:

Cantidades. Observa si estás consumiendo más de lo debido o más de lo que admites.

Calidad. Hablo de lo que ingiero, pero omito aquello que favorece el aumento de peso y  que estoy consumiendo.

Necesidad de ayuda. Creer que puedo solucionar el problema por mi cuenta.

Dependencia. No tomar conciencia de la dependencia por determinados alimentos ante los que  me resulta difícil moderar el consumo.

El dolor. Aparentar que no me importa mi estado actual, bromear sobre ello o frivolizar. En definitiva, enmascarar el dolor que me provoca la situación de incontrolabilidad.

Actividad física. Hacer menos actividad física de la que admito, excusarme en lesiones que realmente no son obstáculo para adoptar otro tipo de rutina deportiva o instalarme en la queja permanente de “no me gusta el deporte”.