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¿Es tu dieta completa?

A pesar de todos los productos, ayudas y alternativas que nos ofrece el mercado, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad es actualmente la más alta en la historia de la humanidad. No hay  que olvidar que 9 de cada 10 personas que consiguen perder peso vuelven a recuperarlo ¿Qué es lo que está pasando?

Hay que partir de la base que la obesidad es una enfermedad, y que para superarla no podemos basarnos estrictamente en una dieta y actividad física. Hay muchos factores a nivel médico, sociales, culturales y psicológicos que inciden no sólo en la pérdida del peso, sino también en su  mantenimiento.

Si preguntamos a una persona con obesidad el número de  dietas realizadas y gimnasios visitados a lo largo de su vida, es probable que haya perdido la cuenta, sin embargo, rara vez escucharemos decir que acudió a un profesional de la psicología como complemento al tratamiento ¿Qué puede aportar la psicología al respecto?

hay que revisar los hábitos adquiridos en nuestra infancia

El modo de alimentarse, las preferencias y el rechazo hacia determinados alimentos se encuentran fuertemente condicionados durante la etapa infantil por el contexto familiar, puesto que es en este período cuando se adoptan la mayoría de los hábitos y prácticas. De la misma manera, desenvolverse en un entorno familiar que fomenta la actividad o el sedentarismo, será determinante para la adquisición o no de hábitos saludables.

sin estabilidad emocional no hay dieta que funcione

Otro de los  aspectos que influyen en el comportamiento alimentario son los estados emocionales. En ocasiones paliamos emociones negativas  (aburrimiento, tristeza, sentimientos de culpa…) ingiriendo  alimentos ricos en grasas y azúcares que  producen un estado de bienestar. Pero no sólo se ingieren alimentos para paliar estado negativos, también para sentirnos bien a través de la evocación de momentos  gratos: los churros que traía mi abuelo los domingos  o el  plato distinto al de mis hermanos porque no me gustaban las verduras y me hacía sentir especial… De ahí el significado emocional de la comida.

el haber sido tratado de forma especial por rechazar alimentos queda anclado en nuestro inconsciente

Además de los estados emocionales, también hay factores sociales y culturales que inciden en la pérdida de peso. Vivimos en una sociedad donde agasajar con aperitivos  forma parte de nuestra cultura, y rechazarlos puede considerase un acto de mala educación.  También existen asociaciones y hábitos inadecuados como ver la televisión mientras se come,  tomar palomitas en el cine,  picotear mientras preparamos la comida, comer a gran velocidad… actos que hacemos sin tener realmente hambre y responsables de un mayor consumo de calorías y por ende del aumento de peso.

abordar las emociones resulta fundamental para no paliarlas con la ingesta

Por último, los medios de comunicación nos incitan a ingerir productos ultraprocesados a la vez   fomentan el culto a la delgadez. Paradójicamente, esta obsesión y presión se ejerce en una sociedad donde los  ultraprocesados están fácilmente disponibles, mientras que las oportunidades de realizar trabajo físico y gastar energía han disminuido.  Esto ha traído consigo prácticas alimentarias muy restrictivas, extremas y poco saludables que guardan una estrecha relación con el padecimiento de atracones o ingestas compulsivas.

Si no somos conscientes de todos estos factores que actúan detrás de una dieta saludable, lo más probables es que tengamos dificultades para que perdure en el tiempo, constituyendo un factor de riesgo para nuestro objetivo: el mantenimiento del peso saludable.