Perder peso en verano ¿por qué no?
Acudir en verano a la playa es uno de los planes más temidos para las personas que padecen sobrepeso u obesidad. Pero también para muchas otras que por motivos distintos (poco pecho o excesivo, presencia de celulitis, varices o estrías, piernas muy delgadas, flacidez…) se ven obligadas a desprenderse de la ropa que cubre aquello que no desean mostrar.
Durante todo el año apelamos a excusas como la falta de tiempo, el frío, el cansancio, el exceso de trabajo etc. para no instaurar hábitos saludables. Y con la llegada del verano podemos también inventar mil excusas más o aprovechar dos importantes ventajas para perder peso: el cambio de rutina y el cambio de horario.
El exceso de calor condiciona la alimentación, ya que el apetito se reduce debido a que el organismo no necesita tantas calorías. Además tenderemos a beber más y a comer alimentos ricos en agua. Eso nos permite estar hidratados y, al mismo tiempo, también nos hace sentirnos más llenos.
cambiar de rutina y tener más tiempo, aliados para la pérdida de peso
Ahora tenemos tiempo para planificar los menús e innovar con recetas saludables. Eso sí, hay que cocinar temprano para evitar las horas de calor. La planificación nos permitirá llegar a casa y tener la comida lista, evitando el picoteo previo a la preparación de la comida. Ten siempre fruta en casa, puedes acudir a ella cuando tengas antojo de dulce.
No renuncies a la vida social. Simplemente no la centres únicamente en salir a comer. Y cuando lo hagas explora establecimientos que ofrezcan una amplia variedad de platos. Si sabes que pasarás el día fuera de casa, prepárate un snak saludable (fruta, zanahoria, frutos secos…) en lugar de esperar a tener hambre y comprar una bolsa de patatas.
la meditación nos permite disminuir los niveles de ansiedad
Las técnicas de relajación como el midfulness o la meditación también aportan su granito de arena para perder peso, ya que reduce las ansias de comer y disminuye los niveles de cortisol que favorecen la acumulación de grasa. Para iniciarte en esta práctica puedes seguir alguna de las meditaciones guiadas.
Disponemos de más tiempo para dormir. Sabemos que no dormir lo suficiente aumenta la producción de grelina y la leptina, dos hormonas implicadas en la sensación de hambre y saciedad.
dormir y acabar con el sedentarismo claves para el bienestar
Podemos poner fin a las amplias jornadas de sedentarismo a través de la actividad física. Los día son más largos y seguro que consigues sacar tiempo para un hábito imprescindible no sólo para perder peso, sino también para mantenerlo. Establecer una frecuencia semanal, es la mejor manera de convertirlo en un hábito y observar los beneficios a nivel físico y mental.
No está de más anotar las ingestas y la actividad física diaria que realizas para tomar conciencia de que la pérdida de peso no es algo fortuito. Notarás también cómo tu estado de ánimo mejora cuando te cuidas.
es de gran utilidad anotar lo que comes y tu actividad física
En verano también hay momentos de aburrimiento, es importante que no lo confundas como hambre y que le des salida con alguna actividad (cine, piscina, crucigramas…). Todo, menos llenar ese tiempo comiendo.
Cada paso cuenta, cada tropiezo también. No tiramos la toalla si un día nos excedemos, retomamos y seguimos adelante.