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Defiende tus derechos

Una persona se comporta de manera asertiva cuando conoce sus derechos e intereses personales acerca de un tema o situación determinada y los defiende de forma adecuada.

En la conducta asertiva se ponen en juego una serie de habilidades conductuales que nos permiten ser objetivos, racionales y respetuosos con las demás personas, exponiendo los sentimientos tanto positivos como negativos, de manera clara, directa y honesta.

la persona asertiva respeta los derechos ajenos sin dejar de lado los propios

La conducta asertiva favorece no ser manipulados por los demás, potenciando la autoestima y las relaciones interpersonales.

Además del estilo asertivo, existen también los denominados pasivo y agresivo. En todos ellos intervienen componentes verbales: el qué se dice y cómo se dice (tono, volumen, fluidez…) y no verbales (mirada, gestos, posturas…).

En la conducta pasiva la persona evita expresar sus sentimientos, necesidades u opiniones, dando prioridad a los derechos ajenos frente a los propios. Bajo este estilo de conducta se esconde el temor al rechazo y al conflicto.

la conducta pasiva termina generando gran frustración

Cuando se actúa de manera pasiva, se suele bajar o evitar la mirada, se emplea un tono poco convincente, vacilaciones, se habla en voz baja con gestos de inseguridad y nerviosismo. En estos casos es frecuente sentirse incomprendido, impotente, manipulado, ansioso y con baja autoestima.

la conducta asertiva puede ser aprendida

Por último, en la conducta agresiva la comunicación se torna violenta, sin respetar los derechos de los demás e imponiendo los propios de manera inadecuada. En no pocas ocasiones la persona que actúa de modo agresivo puede tener razón, pero la pierde por la forma manipulativa, poco honesta y ofensiva en que la manifiesta. Se acompaña de posturas y tono amenazante, mirada agresiva y un elevado volumen de voz.

La asertividad es una conducta que se aprende, y para empezar hay que conocer primero cuales son nuestros derechos asertivos. Te los enumeramos a continuación:

  1. Tengo derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
  2. Tengo derecho a tener y expresar mis propias opiniones.
  3. Tengo derecho a pedir información y aclaraciones.
  4. Tengo derecho a decir “no” sin sentir culpa.
  5. Tengo derecho a experimentar y expresar mis propios sentimientos, así como a ser mi único juez.
  6. Tengo derecho a pedir lo que quiero.
  7. Tengo derecho a tener mis propias necesidades y que estas necesidades sean tan importantes como las de los demás.
  8. Tengo derecho a no satisfacer las necesidades y expectativas de otras personas y comportarme siguiendo mis propios intereses.
  9. Tengo derecho a no anticiparme a los deseos y necesidades de los demás y a no tener que intuirlos.
  10. Tengo derecho a protestar cuando se me trata injustamente.
  11. Tengo derecho a sentir y expresar el dolor.
  12. Tengo derecho a cambiar de opinión o a cambiar mi forma de actuar.
  13. Tengo derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
  14. Tengo derecho a no tener que justificarme ante los demás.
  15. Tengo derecho a equivocarme y cometer errores.
  16. Tengo derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo…
  17. Tengo derecho a disfrutar y sentir placer.
  18. Tengo derecho a descansar y estar solo/a cuando así lo necesite.