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ser o no ser tú

En nuestra sociedad oímos en repetidas ocasiones que debemos aceptarnos tal y como somos, pero a la misma vez se nos anima a cambiar para convertirnos en otras personas con distintos atributos físicos, llámese cabello, silueta, dientes o peso.

Ante este dilema nuestra apariencia física termina convirtiéndose en una fuente de satisfacción o por el contrario de desánimo y estrés. El resultado final es que la persona se encuentra ante un ejercicio de malabarismo donde resulta determinante para nuestro bienestar encontrar el equilibrio. También en aras a prevenir trastornos como los de la conducta alimentaria.

en la sociedad actual es difícil aceptarnos tal como somos

Sin embargo, debemos ser cautos a la hora de elegir los referentes con los que nos comparamos y los atributos que se les asignan. En la sociedad occidental el modelo imperante promueve la delgadez y un canon de belleza imposible (basado en el photoshop) ante el cual nos encontramos expuestos diariamente. La delgadez se ha asociado al éxito, el talento,  la destreza… mientras que la obesidad se asocia a  falta de atractivo, indisciplina, ausencia de control o fracaso entre otros.

la apariencia física no puede determinar nuestra valía

El aspecto físico ha llegado a influir en la autoestima y el respeto por el cuerpo tanto en mujeres como en hombres. Se promueve la dieta y  el ejercicio para ambos, pero generalmente con distinto fin: para propiciar  la fuerza, la potencia o la resistencia en los varones, mientras que en el caso de las mujeres dicha actividad se enfoca más hacia la pérdida de peso y por ende a la delgadez.

el canon de belleza difiere entre hombres y mujeres

Hemos terminado creando  un entorno social donde todos tendemos a evaluar a los demás por el aspecto físico en detrimento de otros atributos  interiores  y perdurables en el tiempo como los intelectuales o espirituales.  Por ello, debemos encontrar la manera de conseguir la estabilidad emocional dentro de este entorno donde estamos inmersos. Para ello hay aspectos que debemos plantearnos y analizar, a continuación comentamos alguno de ellos.

La mayoría queremos gustar y resultar atractivo para los demás, pero no podemos convertirlo en una necesidad. Se trata de un deseo y nada más.

Aceptar nuestra imperfección, y saber que por más esfuerzos que hagamos nunca llegaremos a estar totalmente satisfechos, ya que hay aspectos que no podemos cambiar. Lo que no puedas cambiar acógelo con cariño.

Dirigir nuestra atención hacia esos atributos que nos gustan en vez de enfocar continuamente lo que nos desagrada.

Dejar de lamentarnos o sacar nuestros defectos ante los demás o cada vez que nos miramos al espejo.

Aprender a aceptar los halagos.

No descuidar nuestra estabilidad emocional o pretender alcanzarla centrándonos exclusivamente en la apariencia física.